Richard Justice | @richardjustice
11 de diciembre, 2019
SAN DIEGO – Esta vez, la cosa era distinta para los Yankees. Gerrit Cole era el candidato perfecto, el tipo de pieza que aparece una vez cada década o más. En años anteriores habían pasado de otros nombres, incluyendo a David Price y Max Scherzer. Nada personal. Algunas veces, es que no era el momento. En otras, cosas del mercado.
Desde el momento en el que el gerente general Brian Cashman llamó por teléfono al agente Scott Boras para comenzar las conversaciones que desencadenarían en Cole acordando por nueve años y US$324 millones casi sobre la medianoche del martes, dejó claro que Cole era el tipo de jugador por el que los Yankees iban a mover cielo y tierra para firmar.
Si Cole hubiese firmado en otro lado — y virtualmente todo el mundo dentro de la industria del béisbol creía que iba a terminar en su natal sur de California- era porque simplemente eso era lo que quería. No por dinero, o por recibir la mejor oportunidad de ganar.
Los Yankees no habían firmado al mejor pitcher de la agencia libre desde que le dieron siete años y US$161 millones a CC Sabathia el 10 de diciembre del 2008. ¿Similitudes? En ese momento, Sabathia parecía inclinado ir irse a jugar a su natal California hasta que los Yankees le hicieron una oferta irrechazable.
Le pidieron que se imaginara cómo sería jugar para la más famosa y exitosa franquicia en el mundo del deporte estadounidense. Le dejaron claro que los Yankees a invertir fuerte en todo: en armar el roster, en cuidados médicos, en atención para los jugadores, etc.
Y por supuesto, la tradición. Sabathia ganó 19 juegos y tiró 230 innings en su primera temporada en Nueva York. En cinco aperturas de postemporada ese año, dejó 1.98 de efectividad y fue clave para que los Yankees ganaran su 27ma Serie Mundial.
Durante las 11 temporadas de Sabathia en el Bronx, los Yankees ganaron más juegos que cualquier otro equipo (1,024) y fueron a la postemporada ocho veces. En las primeras cuatro temporadas en Nueva York, Sabathia fue todo lo que podían esperar los Yankees, dejando foja de 74-29 y promediando 226 innings y 205 ponches por temporada.
Ahora con Sabathia retirado tras 19 temporadas, Cole quizás les recordó al gran zurdo. Sabathia tenía 28 años cuando se unió a los Yankees, un año más joven que Cole. Y también son parecidos en otras cosas. Ambos son unos feroces competidores que se enorgullecen en ser los mejores cuando más importa.
En dos temporadas con los Astros, Cole dejó marca de 35-10 con 2.68 de efectividad. Promedió 13.1 ponches por cada nueve innings y menos de un corredor por acto. Y en la postemporada fue fundamental para que Houston regresara a la Serie Mundial por segunda vez en tres años, como vieron de cerca los Yankees cuando les tiró siete innings en blanco en el Juego 3 de la Serie de Campeonato de la Liga Americana.
El manager de los Astros, AJ Hinch, dijo que sacar a Cole de un juego estaba entre las cosas más difíciles de su trabajo. Recordó un juego en Oakland cuando caminó hasta la lomita y le pidió la pelota, explicando que le gustaba más la curva del relevista que tenía listo para medirse al bateador que esperaba en el círculo de espera.
«Yo resuelvo esto», dijo Cole.
Hinch regresó al dugout para enseguida ver a Cole ponchar al bateador con una curva. Cuando Cole llegó al dugout tras terminar el inning, le dijo a su manager lo siguiente: «Yo también tiro curva».
Algunos van a cuestionar si es inteligente darle un contrato de nueve años a un pitcher de 29 años (y una cláusula para salir del mismo después de la temporada 2024). Sí, hay un riesgo.
Pero por sobre todas las cosas, lo que los Yankees hicieron es poner al mejor pitcher de todo el béisbol al frente de su rotación y posicionarse para ganar su primera Serie Mundial desde el 2009.
Cole había dicho que lo más importante para él en la agencia libre era conseguir la oportunidad de ganar. Sí, le van a dar US$324 millones. Pero es un atleta que está en el punto más alto de su carrera y la realidad es que probablemente ha podido dictar los términos de su contrato con cualquier equipo que escogiese. Así que al final del día, fueron los Yankees los que lo convencieron de que ellos eran el equipo correcto.
Creció siendo fanático de los Yankees, pero no firmó con ellos cuando lo escogieron en el Draft del 2008 tras salir de la preparatoria. Siendo un niño de 11 años, fue al Juego 7 de la Serie Mundial del 2001 entre Yankees y D-backs con un letrero que decía, «Fanático de los Yankees hoy, mañana, por siempre».
Así será.