Lo nuestro no fue un simulacro, vivimos en carne propia lo que es sentir perder a 9 miembros de tu familia en la misma entrañas del terremoto, la angustia que se siente despertar y ver el Hotel Regis en escombros y en llamas, saber que tus tíos y primos están en su interior, llamar inútilmente al cuarto de su hotel y aquel silencio sepulcral tras tu llamada.
Fue un medio día de drama y angustia sin saber nada de ellos, los llantos se confundían con rezos desesperados, los rostros angustiados de mis abuelos nunca los voy a olvidar y luego como por obra de un milagro después del medio día te llega la gratificante noticia de que tus 9 familiares pudieron salir vivos de entre los escombros del Hotel Regis y sin un solo rasguño ¡Los milagros existen y esta vez nos llegó en paquete familiar! Lo dijo Jacobo Zablodowsky en su emisión televisiva ¡Estaban bien! Ellos llegaron a Ciudad Obregón al día siguiente, los 9 familiares sanos y salvos, aún traían la cabeza llena de cal, llegaron sin cosas, ni equipaje ¡Pero vivos! Y una expresión en sus rostros que me impresionó, ese terremoto del 85 nos había marcado para siempre a todos, aquello no fue un simulacro, fue la cruda realidad.
Mis primos duraron años para poder conciliar el sueño, se dormían mirando al techo, observando las lámparas de que no se movieran y se les viniera el techo encima. En Tribuna apareció un reportaje de su odisea ¡Vivos de milagro! Y nosotros cada 19 de septiembre les festejamos su aniversario, porque ese día volvieron a nacer y las fotos que tenemos ahora serían muy diferentes si ellos no estuvieran con nosotros, tendrían enormes huecos y hay que agradecerle a Dios que nos los volvió a prestar de vuelta.

